La conciliación no es un simple requisito, es una oportunidad real.

La conciliación: una oportunidad para solucionar conflictos En Colombia, la conciliación constituye, salvo excepciones legales, una etapa previa y obligatoria antes de acudir a los jueces para resolver disputas entre las partes. A pesar de ello, muchas veces se percibe como un simple trámite que debe cumplirse para acceder al sistema judicial. Sin embargo, la conciliación representa una verdadera oportunidad para alcanzar acuerdos eficaces, rápidos y menos costosos que los procesos judiciales. Este mecanismo permite que las partes, con la ayuda de un tercero neutral denominado conciliador, dialoguen, expongan sus intereses y exploren fórmulas de arreglo. El conciliador no actúa como juez, sino como facilitador del entendimiento, ayudando a identificar los puntos de desacuerdo y a construir soluciones mutuamente convenientes. La voluntad y flexibilidad de las partes son esenciales para el éxito del proceso. Al lograr un acuerdo, este se formaliza mediante un acta con efectos jurídicos obligatorios y mérito ejecutivo, garantizando su cumplimiento. Más que un requisito formal, la conciliación debe asumirse como una herramienta para gestionar los conflictos de manera colaborativa y eficiente, reduciendo la carga judicial y promoviendo una cultura de diálogo y corresponsabilidad. Así, la conciliación se consolida como una vía efectiva para transformar los desacuerdos en oportunidades de entendimiento y soluciones sostenibles.

La conciliación no es un simple requisito, es una oportunidad real.